La escucha empática

"Una competencia esencial en la habilidad de comunicar. Un pasito más allá de la escucha activa"

 

 

“La naturaleza nos dio dos ojos, dos oídos y una boca para que pudiéramos observar y escuchar el doble de lo que hablamos. "

Epícteto

 

Todos conocemos los distintos niveles de escucha; la escucha biológica, la fingida, la selectiva y la activa.

 

La escucha biológica corresponde al mero hecho de oír sonidos y que nos producen una reacción inmediata como puede ser nuestra reacción inmediata al oír la alarma de incendios o la sirena de una ambulancia cuando estamos conduciendo, etc.

 

En un segundo nivel tendríamos la escucha fingida, en la que establecemos contacto visual, nuestra corporalidad nuestros gestos simulan estar prestando atención a lo que se nos cuenta, pero realmente no estamos escuchando estamos en otro sitio (un claro ejemplo aquí).

 

Por otra parte, tenemos la escucha selectiva que correspondería a aquella en la que solo prestamos atención o tomamos nota de aquella parte del mensaje que consideramos nos resulta interesante e ignoramos el resto manteniendo nuestra mente en otras cosas.

 

Y en la escucha activa sí tenemos la intención de prestar atención a lo que se nos está contando, confirmamos estar entendiendo bien y damos respuestas coherentes al mensaje que recibimos.

 

Hasta aquí los niveles de escucha los establecemos desde nuestro propio marco de referencia, pero hay un nivel superior de escucha, un nivel en el que nos situamos en el marco de referencia del otro, del que expone, y esta es la ESCUCHA EMPÁTICA.

 

 

“Saber escuchar es más que tener la capacidad de oír las palabras de los demás. Es principalmente poseer la capacidad de dejar de oír nuestras propias palabras”  David Fischman

 

 

En la escucha empática no solo tratamos de entender y comprender el mensaje, así como de poder ofrecer una respuesta relacionada con lo que me transmiten, sino que también trato de prestar atención a la carga emocional que acompaña el mensaje. Nos ubicamos en el mismo lugar desde el que nuestro interlocutor está observando el mundo con intención de poder ofrecerle no solo esa respuesta que guarda relación con su exposición, sino que también le es de utilidad.

 

 

 

En el siguiente enlace podrás ver con claridad lo que trato de exponerte, esa diferencia entre escucha activa y empática. Presta atención al momento en que se incluye una melodía que acompaña a las imágenes, minuto 0:52 y verás con claridad como pasamos de la escucha activa a la escucha empática y cómo supone un nivel superior de escucha que no solo te permite acompañar a tu interlocutor a alcanzar su objetivo sino también el tuyo propio (quizá se trata de un ejemplo algo exagerado, pero creo que facilita mucho el entendimiento de esta distinción entre escucha activa y empática).

 

Esta es la escucha necesaria y característica de un buen comunicador, de un buen líder que sabrá transmitir, contagiar y comprometer en pro de su propio cometido.

 

 

Yo soy absolutamente responsable de lo que digo,

pero irresponsable de lo que tú escuchas, …

… sin embargo, es mi responsabilidad

cotejar constantemente lo que yo digo con lo que tú escuchas.

Humberto Maturana

 

 

 

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